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lunes, 13 de enero de 2020

Estrenos literarios: The Ravens de Kass Morgan y Danielle Paige

Imagen de la portada de la novela The Ravens de las autoras Kass Morgan y Danielle Paige. Puede observarse una ilustración donde aparecen gran cantidad de cuervos, la imagen central de la portada es un cuervo con las alas extendidas sujetando un anillo entre las patas con las iniciales KPN.
Título: The Ravens.
Autoras: Kass Morgan y Danielle Paige.
Editorial: Desconocida
Páginas: Desconocidas
Estreno: 5 de enero de 2021















Empezamos la década y ya nos llegan nuevos lanzamientos previstos para el próximo 2021, esta vez son dos autoras de best seller las que se han unido para escribir conjuntamente una novela de fantasía oscura, rodeada de magia y misterio. Inspiradas por historias como El Mago de Oz, Buffy Cazavampiros, Prácticamente mágica o Embrujadas, Kass Morgan (autora de Los 100) y Danielle Paige (autora de la saga Dorothy debe morir) dan rienda suelta a su imaginación en la novela The Ravens. Todavía no conocemos la editorial que llevará a cabo la traducción de la obra, sin embargo, sí podemos haceros llegar el comienzo del tomo, de traducción propia, y su sinopsis. Puedes leer el contenido original de The Ravens, gracias a Entertaiment Weekely en el siguiente enlace: https://ew.com/books/2020/01/10/kass-morgan-danielle-paige-the-ravens/

SINOPSIS

Kappa Rho Nu no es la hermandad que tú conoces. Sus fiestas son notorias. Sus recaudaciones de fondos son conocidos por ser los asuntos más elaborados de la Universidad de Westerly. Pero bajo el velo de la vida y el prestigio griego, las hermanas de Kappa Rho Nu comparten un secreto: son un aquelarre de brujas. Para Vivi Deveraux, ser uno de las Raven de Kappa Rho Nu significa tener la oportunidad de redefinirse. Para Scarlett Winters, una verdadera Raven e hija de un legado Raven, la promesa de este año significa cumplir con las imposibles expectativas de su madre para convertirse en la próxima presidenta de Kappa Rho Nu. Scarlett sabe que sería la candidata perfecta, es decir, si no tuviera un esqueleto de tamaño humano en su armario... Cuando Vivi y Scarlett son emparejadas como hermanas para la iniciación, se encuentran hundiéndose en un siniestro mundo de juramentos de sangre y traiciones.

PRÓLOGO

La bruja miró a la chica que se agazapaba en el suelo, con la mirada llena de miedo.

- No me mires de esa manera. Ya te lo he dicho, no quiero hacer esto.- dijo la bruja mientras trazaba un círculo en el suelo, prendía las velas y comprobaba el caldero.

El cuchillo, recién afilado, destellaba en el altar al lado de su ofrenda. La joven gimió sin omitir sonido en respuesta a la bruja, con las lágrimas rodando por sus mejillas, pero sus palabras resonaron claras en la conciencia de la bruja.

"Recuerda quién soy. Recuerda quién eres. Recuerda a la hermandad."

Sin embargo, el corazón de la bruja ya se había endurecido hace tiempo. No cabe duda de que la muchacha vio una oportunidad en el tono excusado de su captora. Una oportunidad para convencerla de detener el sacrificio. Una oportunidad para mantener la esperanza. Una oportunidad para vivir. Pero era demasiado tarde para eso, la magia no da opciones, toma y da, en ello residía su poder y su coste. La bruja se arrodilló junto a la joven y comprobó las cadenas que la retenían una vez más. Apretadas, pero no lo suficiente como para cortar su circulación, tampoco era tan malévola.

Su gritos comenzaron de nuevo, atravesando la mordaza que la silenciaba. La bruja apretó los dientes, preferiría que la chica estuviese inconsciente, pero el rito que iba a llevar a cabo era muy específico y necesitaba ser realizado con precisión, si no... Cerró los ojos, no podía permitirse pensar en esa posibilidad, debía ponerse a trabajar y no había otra forma. Alzó el cuchillo y comenzó a recitar el hechizo. Al final, se sorprendió de lo fácil que le había resultado, un corte y un reguero de sangre, seguido del inconfundible chisporroteo eléctrico de la magia inundando el aire...Una magia que no le pertenecía del todo a ella.

CAPÍTULO I

Vivi

- Vivian.- Daphne Deveraux se apoyaba en el marco de la puerta de la habitación de su hija, con un exagerado gesto de angustia en su rostro. Incluso en el inolvidable calor de Reno, llevaba un largo abrigo negro, ribeteado con borlas doradas y con una bufanda aterciopelada rodeando su indomable y oscuro cabello.- No puedes irte, he tenido una premonición.

Vivi miró a su madre reprimiendo un suspiro y continuó haciéndose la maleta. Se marchaba a la Universidad de Westerly, en Savannah, esa misma tarde e intentaba meter toda su vida en dos maletas y una bolsa de mano, afortunadamente, Vivi tenía una vida bastante práctica. Cuando Daphne Deveraux tenía una de sus "premoniciones" la familia se marchaba de la ciudad la mañana siguiente, todas las facturas y las pertenencias que habían dejado atrás se consideraban malditos. "Es mejor empezar de cero, sin cargas emocionales" decía su madre. Vivi recordaba como a sus ocho años, cuando suplicó volver a por Philip, su hipopótamo de peluche, Daphne le contestó "No necesitas llevar esa energía oscura contigo".

- Déjame adivinar. - dijo Vivi embutiendo varios libros en su bolsa de mano. Daphne también se marchaba, cambiando Reno por Louisville como nuevo hogar, y no confiaba en que se hubiese llevado consigo su colección de libros. - Has visto una poderosa oscuridad cerniéndose sobre mí.

- Ese sitio... No es seguro para ti.

Vivi cerró los ojos e inspiró hondo, esperando que eso la calmase. Su madre no había sido capaz de decir la palabra "universidad" durante meses.

- Se llama Westerly, no es un sitio maldito.

Todo lo contrario, era su salvación. No podía creérselo cuando recibió una beca completa para sus estudios en Westerly, una universidad que estaba totalmente fuera de sus posibilidades. Los estudios siempre habían sido su punto fuerte, pero había cambiado de instituto tres veces, y en dos de ellos empezó a mitad de curso, su expediente tenía más no presentados que dieces.

No obstante, Daphne rechazaba firmemente la idea. - Odiarás Westerly.- le dijo con sorprendente convicción. - Yo jamás puse un pie en ese campus.

Precisamente, fue eso lo que la convenció de ir allí. Si su madre lo odiaba hasta tal punto, estaba claro que era el sitio perfecto para empezar una nueva vida. Mientras Daphne seguía postrada en su puerta con gesto lúgubre, Vivi echó un ojo al calendario de Westerly que había colgado en la amarillenta pared de su habitación, la única decoración que se había molestado en poner este viaje.

De todos los lugares en los que había vivido, este apartamento era su favorito. Solamente eran dos habitaciones estucadas sobre una casa de empeños en  Reno, y todo el piso olía siempre a cigarrillos y desesperación. Prácticamente igual que todo el polvoriento estado de Nevada. Los calendarios con fotografías, desde los lugares más brillantes hasta los edificios cubiertos por hiedra y musgo más desolados, se habían convertido en un símbolo de esperanza. Eran el recordatorio de que algo mejor estaba por venir, un futuro que podía construir ella misma, lejos de su madre y sus presagios de desastre. Sin embargo, cuando vio que los ojos de su madre se inundaban de lágrimas, Vivi sintió que sus frustraciones cedían, solo un poco. Pese a que Daphne era una actriz maravillosa, una habilidad necesaria para sacarle el dinero a los extraños cuando tu modo de vida depende de ello, nunca había sido capaz de fingir el llanto. Vivi dejó de lado su equipaje y cruzó su estrecha habitación en un par de pasos acercándose a su madre.

- Todo va a ir bien mamá. - dijo Vivi. - No me voy a marchar mucho tiempo, Acción de Gracias va a llegar sin que te des cuenta. Su madre sorbió sonoramente por la nariz y extendió sus pálidos brazos. Vivi compartía el mismo tono de piel que ella, y estaba completamente segura de que eran las personas más pálidas de toda Nevada.

- Mira, he dibujado tu carta.

Era una carta de tarot. Daphne leía la fortuna a personas tristes y miserables que eran obligados a pagar una fortuna a cambio de predicciones estúpidas: Sí, sí, el vago de tu marido encontrará trabajo pronto; No, el bueno para nada de tu padre no te abandonó porque te odie, de hecho está tratando de encontrarte también... Cuando era una niña, a Vivi le encantaba ver como su hermosa madre encandilaba a sus clientes con su sabiduría y su glamour. Pero a medida que iba creciendo, ver a su madre aprovechándose del dolor y sufrimiento de los demás empezó a sacarle de quicio. No podía soportar ver cómo la gente se dejaba engañar de aquella manera, aunque no pudiera hacer nada para remediarlo. Las lecturas de Daphne eran el único ingreso que tenían y la única manera de pagar sus apartamentos de mierda y comprar en el super. Pero ya no iba a vivir más así, había encontrado la manera de largarse. Un nuevo comienzo, lejos de su madre y sus decisiones impulsivas que las habían llevado a pasarse la vida mudándose de un sitio a otro, basadas nada más que en sus "premoniciones".

- Déjame adivinar.- dijo Vivi encarando una ceja hacia la carta del tarot que descansaba en la mano de su madre.- ¿La muerte?

El rostro de su madre se ensombreció y cuando habló, el usual tono melódico de la voz de Daphne era escalofriantemente agudo y tranquilo.

- Vivi, sé muy bien que no crees en el tarot, pero por una vez, escucha lo que te digo.

Vivi cogió la tarta y le dio la vuelta. En ella, vio lo que seguramente era un esqueleto arrastrando una guadaña, que la miraba fijamente. Su boca se curvaba en un gesto casi alegre, mientras se incorporaba con manos y pies de la tierra arcillosa, mientras el sol se hundía en un cielo rojo como la sangre. Vivi tuvo una fuerte sensación de vértigo, como si estuviese de pie al borde de un precipicio, mirando un basto abismo de nada infinita, en lugar de estar de pie en su habitación donde las únicas vistas que tenía eran a un cartel de tubos de neón amarillo donde se leía COMPRAMOS ORO al fondo de la calle.

- Te lo he dicho, Westerly no es un lugar seguro, no para alguien como tú.- le susurró su madre. - Tienes la habilidad de ver más allá del velo y eso te hace vulnerable a las fuerzas oscuras.

- ¿Más allá del velo? - Repitió Vivi cansada. - Pensaba que ya no ibas a hablarme más de esas cosas. Durante toda su infancia, Daphne había intentado que formase parte del mundo del tarot, cristales y sesiones espiritistas, alegando que Vivi tenía "un don especial" esperando a ser despertado, incluso intentó que hiciese lecturas sencillas a clientes que quedaban encandilados con la idea de que una niña pequeña estuviese conectada a los espíritus. Pero eventualmente, Vivi se dio cuenta de la realidad, ella no tenía ningún poder especial, solamente era otra pieza en el juego de su madre.

- No puedo controlar las cartas que dibujo, es estúpido por tu parte ignorar un peligro como este.

Se escuchó el sonido de un cuerno en la lejanía y un grito en respuesta. Vivi suspiró y negó con la cabeza.- Tú misma me enseñaste que la muerte es un símbolo de transformación, el fin de una parte de mi vida y el comienzo de la siguiente. Vivi intentó devolverle la carta a su madre, pero Daphne continuaba con los brazos pegados a los costados. - Eso quiere decir que la universidad es mi oportunidad para empezar de cero.

No más mudanzas sin sentido en mitad de la noche a nuevas ciudades, no más despedidas cada vez que conseguía hacer nuevos amigos. En los próximos cuatro años, iba a poder reinventarse como una estudiante universitaria normal. Haría amigos, tenía vida social e incluso se apuntaría a unas cuantas extraescolares, o como poco descubriría cuáles le gustan. Se habían mudado tantas veces que ni siquiera había tenido la ocasión de saber si era buena en algo, la habían obligado a dejar de tocar la flauta después de tres meses de clase, dejar el fútbol a mitad de temporada y abandonar el francés tantas veces que lo único que era capaz de decir era Bonjour, je m'appelle Vivian. Je suis nouveau.

Su madre sacudió la cabeza. - En el tarot, la muerte se acompaña del diez de espadas y de la torre. Esto significa traición y violencia, Vivian tengo un presentimiento muy malo. Vivian se rindió y guardó la carta en su maleta, después se acercó a su  madre y cogió sus manos entre las suyas. - Este es un gran cambio para ambas, es normal que estés disgustada. Solo di que me vas a echar de menos, como cualquier padre normal haría en lugar de convertir esta situación en una especie de señal del mundo espiritual. Su madre le estrujó las manos.

- Sé que no puedo tomar esta decisión por ti.

- Entonces deja de intentarlo, por favor.- Vivi entrelazó los dedos con los de su madre, como solía hacer cuando era pequeña. - No quiero pasar nuestro último día peleándonos.

Los hombros de Daphne se hundieron cuando se dio cuenta de que era una batalla perdida.

- Prométeme que tendrás cuidado. Recuerda que las cosas no siempre son lo que parecen, incluso algo que parece bueno puede ser peligroso.

- ¿Esta es tu manera de insinuar que soy secretamente peligrosa?

Su madre la fulminó con la mirada.

- Simplemente, se inteligente, Vivi.

- Eso seguro que puedo hacerlo. La sonrisa de Vivi se ensanchó lo suficiente como para hacer que Daphne pusiese los ojos en blanco.

- He criado a una narcisista. Dijo su madre envolviéndola en un abrazo al mismo tiempo.

- Tú tienes la culpa por todas esas charlas de "tienes un don mágico que hará que puedas hacer cualquier cosa"- dijo Vivi. - Tendré cuidado, te lo prometo.

Y lo tendría, sabía de sobra que podían ocurrir cosas terribles en la universidad. Pero las cosas terribles pasaban en cualquier parte, Daphne se estaba engañando a sí misma si creía que toda esa estúpida lectura del tarot significaba algo. No existe nada como la magia.

O al menos eso creía Vivi.

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